Pese al estancamiento en la actividad industrial en los últimos meses, México se encuentra ante lo que puede ser una oportunidad histórica.
Las más recientes cifras de actividad industrial en el país parecen poco alentadoras, además de que la perspectiva para los próximos meses parece ensombrecerse. Cierto, la producción de bienes ha perdido algo del impulso asociado a la reapertura económica y, además, se espera que resienta el enfriamiento en el consumo a nivel local y mundial. Por otro lado, no hay que olvidar que, así como existen retos, también hay oportunidades importantísimas, especialmente, con miras al mediano plazo.
De acuerdo con lo publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la actividad industrial prácticamente se estancó en noviembre, al registrar una variación mensual real que fue de apenas 0.0016%. Si anualizamos el crecimiento mensual promedio de los últimos tres meses, este ha pasado de estar consistentemente por arriba del 2.0% en los primeros siete meses del año pasado (máximo 8.2%, mínimo 2.2%), a mantenerse debajo del 1.0% entre agosto y noviembre (máximo 0.9%, mínimo 0.0%). Esto claramente es una prueba de desaceleración en la actividad.
México se encuentra ante lo que puede ser una oportunidad histórica para su industria. Tras la pandemia, se ha buscado volver más resilientes a las cadenas de suministro de la industria norteamericana, lo que lleva a esperar que más proveedores de esta, que hoy se encuentran en Asia y otras regiones lejanas, busquen reubicarse en México, los Estados Unidos y Canadá.
Este fenómeno puede agrandarse por la entrada en vigor del T-MEC y la disputas sino-americanas. Recordemos que el nuevo tratado comercial de América del Norte, el T-MEC, exige un mayor contenido de insumos de origen doméstico en algunas industrias -como la automotriz- que su antecesor, el TLCAN, para que un producto pueda ser comerciado libre de aranceles entre los tres países firmantes. Además de aprovechar los beneficios del T-MEC, algunas empresas preferirían reubicarse en Norteamérica para evitar salir afectados, a través de aranceles u otras barreras al comercio, del distanciamiento político y económico en los Estados Unidos y China.