La contingencia trajo consigo cambios desafiantes en el consumo y uno de los retos más grandes fue responder eficientemente al acelerado incremento global del comercio electrónico.
Solo en México, las ventas en línea alcanzaron un valor de 316 mil millones de pesos en 2020, un crecimiento de 81%[1] respecto al año anterior, lo que para los minoristas ha significado el replanteamiento de sus estrategias de distribución para dar cumplimiento a los pedidos en tiempo y forma.
Los estándares de entrega ahora son más rápidos y complejos y ejercen presión sobre los centros de distribución (CD) para satisfacer las demandas de los clientes. Al mismo tiempo, los gerentes de los CD se enfrentan a la implementación de nuevas pautas destinadas a mejorar la seguridad en el lugar de trabajo y la confianza de los empleados (y consumidores). Es en estos lugares donde ocurre la magia de la logística para cubrir entregas de un día para otro.